Algunas consideraciones sobre los tiempos del trabajo doméstico

Por: Ana Rivera
Hace un par de meses encontré la filmadora que mi familia utilizaba hacia el 2007 y que desapareció del panorama en 2011 cuando compramos una digital. Es una cámara marca Canon modelo Elura 100 y funciona con casetes de formato mini-DV, es decir que la información de imagen en movimiento queda grabada en una cinta magnética. Uno de los casetes tenía imágenes de la junta de acción comunal de un conjunto residencial que desconozco, por lo que empecé a usar esa cinta para grabar el material que me interesaba actualmente.

Aquí ya había un primer juego de temporalidades que atravesará todo el trabajo que propongo: el tiempo de la cámara, el año en el que fue comprada, el periodo que duró en uso, el que estuvo guardada y el periodo en el que la vuelvo a usar de nuevo. Por otro lado, está la captura de la junta de acción comunal que se hizo probablemente a finales de 2010 y las imágenes posteriores que voy filmando sobre la imagen inicial. En ese sentido aparece la noción del tiempo en capas, voy re-grabando sobre la información pre-existente en la cinta magnética y, como no tengo más casetes en uso disponible, las imágenes se acumulan una encima de la otra generando un lento deterioro de la cinta y, por tanto, de la imagen misma.

Ya tenía el soporte, pero, luego de hacer un par de imágenes ingenuas medidas por la condición de aislamiento en cuarentena, empecé a hacer cortas grabaciones sobre el modo en el que limpiaba la casa. Considero que la labor de limpieza es un cúmulo de acciones repetidas y sistemáticas que se ejercen sobre una misma superficie: la escoba va y viene recogiendo la mugre, el trapero se balancea sobre el piso mojado, el trapo baila en cirulos sobre el vidrio. Repetición que quita la capa de mugre; una capa de mugre que habla sobre el paso del tiempo y sobre el deterioro imperceptible del hogar. De nuevo, entonces aparece la noción de las capas de tiempo sobre los objetos que son capturadas por las capas de tiempo en la cinta magnética.
Hay una noción en el escrito “Los modernos prometeos” de David Oubiña en el que el desarrollo de las imágenes en movimiento está enmarcado en unas características propias del siglo XIX y que generaron un “pensamiento cinematográfico”. Esto quiere decir que la idea de una “ilusión” audiovisual no apareció súbitamente cuando se inventó el cinematógrafo. En cambio, fue el conjunto de relaciones entre la vida social, cultural, económica, política y devenir de la ciencia durante la segunda mitad del siglo XIX, lo que generó una pregunta y una serie de respuestas desde la técnica hasta las reflexiones filosóficas sobre la imagen en movimiento.

De la mano con la imagen en movimiento, también se empezó a pensar de una manera particular el tiempo “moderno” del siglo XIX, llevándolo a los aspectos íntimos de nuestro cuerpo (por ejemplo, por medio del reloj de bolsillo) y generando un modelo de sociedad sincronizada, productiva y con absoluto control sobre la vida a partir de la mecanización de las acciones humanas, todo esto en función de un proyecto moderno de progreso y desarrollo. Es de esperarse, entonces, que el acontecer de la imagen en movimiento esté directamente vinculado con ese pensamiento de época, por lo que se generó una praxis del control de la mirada y el control del tiempo a partir de la construcción de narrativas audiovisuales.

Sin embargo, como se mencionó en la sesión de la clase Video del 1ero de septiembre de 2020, en una lectura de André Bazin, hecha por Oubiña, en la síntesis de la cualidad “fantasmagórica” del video (esas imágenes que solo son una ficción de lo real) y el componente técnico (el fenómeno de la luz en conjunción con la proyección de imágenes y silencios que generan la ilusión de movimiento) es lo que permite un lugar de resistencia sobre las prácticas que control de la mirada que también traen consigo la imagen en movimiento. Los espacios de vacío, de la no imagen o el cuadro negro que permiten generar este fenómeno óptico son una puerta que abre otro carácter de la cinematografía. Cuando se trabaja sobre estos vacíos, la imagen deja de ser un mero elemento de producción, emisión y difusión, y se crea una nueva posibilidad de dislocar el pensamiento industrializado de la imagen en movimiento.

Pienso que el escrito de Oubiña fue importante en la construcción de mi trabajo por tres razones. La primera tiene que ver con el deterioro de la cinta regrabada en varias ocasiones y que genera unos vacíos y “daños” en la imagen misma. Particularmente cuando transfiero las imágenes de la cámara al computador, noté que podría rebobinar y adelantar el carrete de la cámara y registrar lo sucedido con mis imágenes para editarlas con Premiere más adelante. Aquí había otros juegos de tiempos: el tiempo de la cámara versus el tiempo del programa de edición.

La segunda razón esta relacionada con el carácter de registro de las imágenes que decidí construir. Como me estoy grabando a mi misma haciendo labores domésticas en mi casa, la imagen fluctúa entre un interés de registro sobre la cotidianidad femenina de la limpieza en la condición de cuarentena y una imagen construida para el video, pero no cualquier video, sino uno que se graba y se regraba constantemente como las capas de polvo que caen insistentemente sobre las repisas. Información que existe sobre información de manera insistente. En este sentido, se desmonta el carácter de registro de estas imágenes y derivan en otras reflexiones sobre el medio mismo (mi cámara vieja) y las múltiples potencias performáticas del aseo.

Me encuentro entre el tejido de la técnica y la fantasmagoría. Cuando miro estas labores domésticas desde mi pantalla/umbral y las paso por el programa de edición puedo modelar al tiempo y al espacio que se abre entre estas piezas audiovisuales. Si quiero, lavo la loza en 30 segundos, me multiplico por tres para poder barrer la mugre del piso, exploto en mil pixeles mientras enjabono las vitrinas de la ducha y pelo las papas con la misma velocidad con la que mi abuela lo hacía. En este ejercicio pude seccionar el tiempo en capas, pude descubrir ese archivo que es mi casa y la potencia del trabajo doméstico.
Espejo
Palabra
"En mi trabajo es fundamental la palabra escrita, al punto de que casi se convierte en una camisa de fuerza para poder decir todas las reflexiones que suscitaba la práctica misma del limpiar y el hecho de grabarme haciéndolo. Incluso me vi en la necesidad de hacer una bitácora escrita con el fin de organizar estas ideas. Sin embargo, a medida que fui elaborando aquello que quería decir, me di cuenta que en muchos de los casos la imagen en movimiento ya era una especie de texto que comunicaba. Parece una idea obvia, pero no fue sino hasta el momento de enfrentarme a los tiempos deformados de la cámara que empecé a comprender el uso de la imagen con el fin de contar algo que a mi personalmente me interesaba contar.

Pero la palabra escrita no desapareció, de hecho, sigue teniendo mucha fuerza en el trabajo, porque hallé una potencia en la conjunción entre la imagen-movimiento y las letras superpuestas como subtítulos. El reto estaba en poder construir un nuevo texto en la síntesis de ambos componentes, lograr decir a partir de la relación sin caer en la descripción literal por medio de la palabra sobre lo que la imagen ya estaba mostrando. En ese sentido, aunque la palabra aparezca en muchas de las piezas como un subtítulo, incluso imitando las tipografías y colores utilizados frecuentemente para esta función, esta ya no cumple la tarea de traducir o de hacer una transcripción del sonido del video como lo harían los subtítulos tradicionales del cine y la televisión en términos convencionales. Esta palabra escrita busca dejar expresada una idea de forma sutil ligada a la imagen y, en algunos casos, también al sonido. La frase escrita no funciona de una manera independiente, necesita de estos otros componentes para generar un dialogo interno y con el(la) lector(a)/espectador(a).

Así, nos podemos remitir al escrito de Julia Kristeva "El lenguaje, ese desconocido", donde la autora hace un recorrido por las diferentes corrientes y devenires del campo de la lingüística, estableciendo el lenguaje como un sistema abierto y mutable. De ahí que los límites entre la semántica, la semiótica y la retórica sean tan porosos. En este sistema intervienen las formas materiales del lenguaje desde el sonido (que ella designa como lo fonético), lo gráfico y lo gestual, donde la potencia del balbuceo o el trazo comienzan ya como un punto de partida para generar comunicación.

De esta manera, me atrevo a sugerir que en algunas de las piezas audiovisuales que propongo en Limpiar la casa, aunque carecen de mi propia materialidad sonora, mi propia voz, el sonido mecánico de la cámara y que queda impreso dentro del registro de las acciones, se convierte en un componente comunicacional que interviene en la pieza. La decisión de dejar el “ruido”, teniendo la posibilidad de editarlo y disminuirlo, fue un acto consiente en el que, para mi, dicho ruido funciona como un balbuceo de la cámara que, cuando se relaciona con las cuestiones temporales (capas regrabadas sobre capas regrabadas de imagen-movimiento) cobran un nuevo valor en cuanto al mensaje transmitido.

Asimismo, mi voz aparece sin imagen movimiento en la pieza "Cómo limpiar el baño del tercer piso" como una narración de instrucciones. La pieza hace parte de la propuesta audiovisual más grande (la web Limpiar la casa) cuando empieza a interactuar con el texto escrito que la acompaña, pero también con el espacio virtual de la casa.

La propuesta de limpiar la casa no apunta a que las personas realicen un análisis sintáctico o semántico de la textualidad propuesta allí por medio de la palabra, la imagen, el movimiento, la disposición de un espacio virtual o el sonido. Tampoco busca que las personas estén informadas de los referentes que hicieron posible el proyecto. En vía de un sistema lingüístico abierto y que cambia constantemente en el uso mismo del lenguaje, es una apuesta por conectar diferentes nociones del modo de habitabilidad del espacio doméstico, y que, por esa vía, el(la) lector(a)/espectador(a) puedan generar sus propias interpretaciones y sentidos desde sus experiencias personales de habitabilidad.
Espacio
Para mi hacer el aseo doméstico era un poco como cartografiar la casa. Empezaba siempre por el tercer piso, barriendo y trapeando toda la casa hacia el primer piso. Era una acción mecánica en la que tenía que mover los objetos y limpiar los rincones, por consiguiente, el espacio del que estaba hablando era la casa misma. Sin darme cuenta, empecé a reflexionar sobre este lugar en el que he vivido toda mi vida, casi dándola por sentado. Limpiar la casa no es solo una reflexión sobre el trabajo de limpieza, es una pregunta por el espacio mismo de la casa y los modos de habitarla.

En la medida en que iba limpiando, registrando y editando el material de video, iba siendo más consiente de los lugares en los que se ubica cada una de estas acciones, los lugares en los que se encuentra el agua para la limpieza, los lugares en los que se guardan los objetos para limpiar, etc. En consecuencia, me vi en la necesidad de conformar una especie de mapa en la virtualidad en el que las labores de cuidado se ubicaran, en donde la reunión de estas labores no fuera solo un abanico de acciones sobre la limpieza, sino que juntas conformaran una casa.

De ahí que este proyecto sobrepasara la propuesta de monocanal, para convertirse en un espacio virtual que pudiera ser, de alguna manera, habitado. Por esta razón, los videos ya no solo interactúan entre sí (entre gif y videos subidos a un canal de YouTube creado solo con este fin), hay otra serie de elementos que conforman esta lectura múltiple del espacio. Entre estos elementos se encuentran los planos mismos de mi casa traducidos a través de imágenes de las baldosas o por medio de los límites de la palabra escrita. De igual modo las imágenes a veces están acompañadas de textos cortos producto de las reflexiones suscitadas en el acto mismo de limpiar. Otros elementos importantes son los sonidos de la limpieza y una grabación de mi propia voz.

La plataforma virtual también me permitió observar estas labores de manera simultanea, como si hubiera muchas versiones de mi misma limpiando esta casa virtual al mismo tiempo. Esta casa de Limpiar la casa no es mi casa ni tampoco busca ser una representación de la misma. Diseñé este espacio para que albergara mis reflexiones sobre lo que genera en mí el derecho y el privilegio de levantar mi propia suciedad.